Vamos a separar la introducción del nuevo gato en tres fases. Las denominaremos etapas porque según cada caso va a durar un tiempo diferente.
Para entender el por qué realizamos esto así hay que conocer un poco el comportamiento natural de los gatos:
- El gato es un animal “social facultativo”, esto quiere decir que presenta una flexibilidad considerable en el grado de interacción, ya sea con otros gatos, con las personas u otras especies.
- Esta flexibilidad va a depender de múltiples factores pero uno de los más importantes va a ser la abundancia o ausencia de recursos.
- Las colonias no son grupos cerrados; el proceso de ingreso de un recién llegado en una colonia ocurre gradualmente, empezando con interacciones físicas y sociales en la periferia de ésta.
- Este proceso puede durar varias semanas, aunque a veces el resultado no es favorable al nuevo individuo y debe abandonar la zona.
Etapas en la introducción de un nuevo gato
ETAPA 1: INTERCAMBIO DE OLORES
En esta etapa lo que vamos a hacer es aislar al gato nuevo en una habitación tranquila de la vivienda. Simulando lo que será el límite del territorio.
En esa habitación deberemos colocar las siguientes cosas que corresponden a los recursos esenciales:
- Comedero
- Bebedero
- Arenero
- Sitio para esconderse
Mantendremos la habitación cerrada en todo momento, evitando así el contacto visual con el otro gato.
Nosotros entraremos en la habitación para dar de comer al nuevo gato, limpiar el arenero, interactuar con él, jugar con él etc…
Esto hará que nos impregnemos de su olor y ayudará a que el gato ya residente vaya familiarizándose con él.
Es normal que en el inicio de esta fase se observen las siguientes reacciones:
- Bufidos
- Distanciamiento con nosotros
- Intentar evitar pasar por la puerta de la habitación en la que está el otro gato
Sabremos que la cosa evoluciona bien cuando estas reacciones dejen de aparecer e incluso el gato residente sienta curiosidad por lo que hay al otro lado de la puerta. Podemos aprovechar esos momentos positivos para premiarlo con algún alimento que le guste mucho.
Por otro lado, también el gato nuevo debe saber de la existencia del gato residente. Para esto, podemos aprovechar a entrar a interactuar con él cuando hayamos estado justo jugando con él o tocando sus cosas.
Otra forma de conseguir entremezclar los olores es intercambiar mantitas o similares que cada uno de ellos posea.
Premiaremos con alguna chuche o comida húmeda que más les guste cuando la respuesta a estos olores sea positiva, es decir no haya bufidos o gruñidos.
ETAPA 2: HABITUACIÓN VISUAL
En esta fase pasaremos a colocar una mosquitera, red o un plástico/cristal (no tan adecuado).
Esto permitirá que se vean y que incluso puedan llegar a olerse (no en el caso del cristal/plástico) a través de ello.
Lo empezaremos a hacer una vez al día únicamente durante 5 minutos e iremos aumentando la frecuencia y el tiempo según veamos la reacción de los gatos si es positiva o no (observar las distintas reacciones más abajo).
Una vez que lleven un tiempo viéndose con asiduidad y que muestren interés por el contacto, pasaremos a la siguiente etapa.
Si en alguna ocasión se cayera la red o aunque sea a través de ella llegasen a enzarzarse, bufarse fuerte o a tener un mal encuentro, volveremos a cerrar la puerta y evitaremos el contacto visual durante al menos 24h.
En algunas ocasiones, los gatos se acercan a la red, se olisquean y salen corriendo hacia atrás. Si al hacer esto no emiten ningún tipo de sonido y no se observa piloerección (encrespamiento del pelo) puede asociarse a juego, por lo que lo consideraremos una conducta positiva.
ETAPA 3: HABITUACIÓN AL CONTACTO FÍSICO
Si todo lo anterior ha ido bien podemos empezar a juntar a los gatines.
Primero 1 vez al día durante unos 5 minutos como mucho.
Según sea la evolución iremos aumentando de forma muy paulatina la frecuencia y el tiempo de exposición de los gatos.
Si en algún momento se observa algún encontronazo daremos un paso atrás. Separaremos a los gatos durante 24h sin contacto visual y volveremos a la fase dos.
En esta fase hasta que no esté hecha la unión de forma permanente dejaremos a los gatos separados mientras no estemos en casa.
Existen ciertas actitudes que nos van a dar pistas para saber si las cosas van bien o si no van tan bien que nos ayudarán a preveer lo que pueda pasar o a interpretar lo que vemos.
Cuando las cosas van bien, las relaciones afiliativas será lo que más veremos (las explicamos abajo).
Cuando las cosas van un poco mal o no tan bien, veremos más posturas defensivas u ofensivas. Según cuánto veamos estas señales o cuántas de ellas, valoraremos si damos un paso atrás en las etapas antes descritas.
Seguramente, observaremos a ratos tanto relaciones afiliativas como a ratos alguna postura defensiva u ofensiva. No hay que alarmarse, es cuestión de valorarlo de forma global y ver que van en aumento las relaciones afiliativas y que disminuyen las posturas defensivas/ofensivas.
En ocasiones es complicado saber si ha habido presencia de posturas ofensivas o defensivas ya que las cosas pueden pasar muy rápido. O de saber qué gato ha mostrado qué actitud. En estas ocasiones se puede grabar el encuentro y ya lo veremos en consulta.
Relaciones afiliativas
Las relaciones afiliativas son las mismas entre gatos que las que puede presentar con nosotros.
- Frotado mutuo
- Lavado mutuo
- Cola alta
- Saludarse tocándose la nariz
- Jugar juntos
- Compartir recursos
- Descansar con contacto físico
Posturas defensivas
- Cuerpo agazapado
- Orejas aplanadas, dirigidas hacia atrás
- Bufidos/vocalizaciones
- Pupilas dilatadas
- Cola erizada
- Vibrisas hacia atrás
- Movimiento rápido de la copla (como si fuese un látigo)
Posturas ofensivas
- Orejas en punta
- Vibrisas hacia delante
- Erizamiento pelo de la mitad caudal del lomo y la cola (la zona de atrás)
- Movimiento rápido de la copla (como si fuese un látigo)
